Por Susana Méndez Muñoz
Por estos días se rueda en La Habana La cosa Humana, largometraje de ficción del reconocido cineasta cubano Gerardo Chijona, y la prensa cultural fue invitada a visitar la filmación de las secuencias 79 y 80, que tomaron como locación la casa sede del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, en El Vedado.
Chijona insiste en la comedia y ahora realiza un filme —a partir de un guión propio y de Francisco García González—, en el cual un joven delincuente, con pretensiones de escritor, roba el manuscrito de su obra maestra a un destacado narrador.
Este delincuente necesita dinero desesperadamente y enmascara el cuento y lo envía a un concurso, de manera que ladrón y escritor se convierten en rivales, compitiendo cada uno por el premio con sus propias armas.
El reparto combina jóvenes actores como Héctor Medina, Miriel Cejas y Carlos Enrique Almirante, con la experiencia de actores como Enrique Molina, Samuel Claxton, Paula Alí, Mario Guerra, Osvaldo Doimeadios y Vladimir Cruz, entre otros, acompañados de 150 extras.
La dirección de fotografía está en manos del Premio Nacional de Cine Raúl Pérez Ureta, y la de arte en las de Alexis Álvarez; el diseño de la banda sonora es de Osmany Olivare, la música de Edesio Alejandro y la edición de Miriam Talavera.
Entre toma y toma pudimos conversar con algunos de los actores principales de La cosa Humana y de esta manera Vladimir Cruz, comentó que su personaje se llama Justo Morales y es un escritor que se encuentra en medio de una crisis personal muy fuerte, que tuvo determinado éxito en el pasado pero que ya hace un tiempo no publica y escribe un cuento al cual le tiene mucha fe, que según él va a cambiar la literatura cubana y… se lo roban; a partir de ahí comienza la acción de este filme realizado en colaboración con IBERMEDIA y que tendrá una duración de 90 minutos.
En cuanto a la significación personal de la película, Cruz explica que es su retorno al cine cubano, luego de algún tiempo trabajando en el exterior, “siempre me encanta cuando me llaman del ICAIC, particularmente Chijona, con quien trabajé ya en Un paraíso bajo las estrellas”.
Vladimir, quien acaba de debutar en Madrid como director teatral, consideró además que la cinta es una comedia muy divertida, que habla de cosas de mucha actualidad con un sustrato ético y que refleja un poco la crisis de valores y “hasta dónde nos pueden llevar a veces las circunstancias económicas difíciles”.
Héctor Medina (Boleto al paraíso) protagoniza nuevamente un filme de Chijona, lo que dice mucho a favor de la opinión profesional que le merece a este y que para el joven actor es “lo más grande; me dio mucha alegría que todavía piense en mí”.
Cuenta que su personaje es un muchacho joven, de la calle, un ladrón, que incluso ha estado preso, pero que es muy inteligente; a su vez es aficionado a la literatura, y da un salto en la película “y al final escribe una novela y gana un concurso y eso es lo que le da la libertad”.
Expresó también que fue un trabajo que le ha sido más difícil que otros anteriores porque el guión tiene muchos subtextos: “cada texto tiene un río por abajo”, aseguró.
Cuando le agradecimos el haber contestado nuestras preguntas dijo: “¡por fin! Qué mal me caen estas preguntas… ¿por qué no me preguntan de qué sabor me gusta el helado, si de fresa o de chocolate?
A Mirielys Cejas pudimos sacarle muy poca información pues advirtió que Chijona no la dejaba hablar mucho de su personaje, que por demás es una policía atípica que escribe poesía erótica y que tiene una relación con el escritor robado. Sí declaró que es un personaje difícil, muy contradictorio, con características bien peculiares y que no se parece a nada de lo que ha hecho anteriormente en el cine.
Enrique Molina comenzó diciéndonos: “Bueno, mi personaje es un «capo» cubano, un bandido, que está a la cabeza de un grupito de bandidillos; para mí fue una sorpresa porque nunca había interpretado un papel así”.
Afirmó a continuación que no pudo utilizar referentes para construir su personaje pues “en nuestro país sé que existen (los capos) pero están bien ocultos y entonces es muy difícil encontrarlos, por lo que tuve que apoyarme en la propia imaginación y en lo que me pide el guión”.
Carlos Enrique Almirante desempeña el papel del hermano del ladrón de cuentos, y que lo es a su vez, unos ladrones muy raros, con actitudes bien originales, que roban con unas caretas, con lo cual recuerdan unos animados conocidos en Cuba, de los cuales no quiso decir el nombre para que constituyan una sorpresa.
Declaró también que trabajar en esta película con Chijona es algo muy especial para él por dos razones esenciales: su debut en el cine fue en el filme Perfecto amor equivocado, del propio Chijona, en el cual no era más que un extra, y ahora al cabo de los años tiene aquí un papel importante; y además porque su personaje se llama o le llaman Sandokan y su padre, Enrique Almirante, protagonizó las recordadas aventuras de Sandokan, en la televisión cubana.
Osvaldo Doimeadiós, que personifica a un crítico, al presidente de un jurado, es un intelectual “de guayabera” con lo cual simboliza un poco la tendencia burocrática y anquilosada del mismo, se adentró un poco en la trascendencia del filme desde lo social y expuso que desde el punto de vista dramatúrgico la cinta utiliza el absurdo y que a su vez aborda así el absurdo de la realidad cotidiana.
En cuanto a los referentes en la construcción de su personaje mencionó las experiencias de sus amigos escritores, del mundo literario cubano, “es un personaje con un conflicto ético grande y las referencias también han sido las que yo mismo he tenido con algunos jurados de los que he sido parte y algunas situaciones que no me han pasado pero de las que siempre hay que estar alerta”, aseveró.
Expuso además que esta es una comedia más contenida, cimentada sobre el absurdo y opinó que es un tipo de humor que hay que cultivar también, que apela más a otros recursos tanto de los actores como del público. “Yo creo que cualquier exageración o deformación de la realidad tiene siempre una base real y la realidad nuestra está deformada por muchos lugares nos guste o no nos guste, así que al tomar ese fragmento y ficcionarlo y llevarlo a la deformación no deja de tener ese nexo con las cosas que suceden a diario”, reflexionó el Premio Nacional del Humor 2012.
Finalmente, logramos conversar con Chijona, quien comenzó su comentario explicando la diferencia de esta, su quinta comedia, con sus obras anteriores: “Esta vez, en vez de estar basada la película en la vida real está basada en el cine y en la literatura, o sea, el mundo que se crea en la película, que es la realidad cubana del 2014, tiene más que ver con los filmes que me han marcado de alguna manera y con los libros que han influido en mí, y está toda llena de pequeños homenajes y de referentes, sobre todo a la comedia norteamericana, a Woody Allen, al humor de los hermanos Coen, hace tributos a El Padrino, a Los Sopranos, por ahí es que va el humor del filme”.
Seguidamente insistió en el carácter de la propuesta: “La visión de la sociedad cubana actual no es exactamente el reflejo de la vida real; ni los delincuentes son como son en la vida real, ni los policías son como en la vida real, ni los escritores hacen las cosas que hace Justo Morales en esta cinta, o sea, es la realidad de la película que de alguna manera yo siento que es la realidad del país, pero no calcada al pie de la letra, no es un filme realista ni de costumbres”.
Confesó su gran alegría al volver a trabajar con el Premio Nacional de Cine Raúl Pérez Ureta y en este sentido explicó queLa cosa Humana “tampoco es realismo sucio, es un mundo marginal, deprimente, nada agradable a la vista pero es un poco como el trabajo que hizo Raúl en Suite Habana, es un realismo bello, es una suciedad bella; el que quiera ver La Habana destruida aquí no la va a ver, porque la película se mueve en un mundo de realidad creado para esa historia”.
Interrogado acerca de la trama de la cinta el director narró: “En esta escena que estamos rodando, que no es la final pero sí es el inicio del tercer acto de la película, coinciden sin saberlo dos protagonistas de la misma que son un delincuentico de mala muerte que se llama Maykel y lo hace Héctor Medina, que robando en una casa equivocada que es la del escritor Justo Morales, que lo hace Vladimir Cruz, se roba un cuento de este y ese cuento le cambia la vida y es el que marca todo el destino de la película y es cómo al delincuentico para pagar deudas no le queda más remedio que tratar de ganar el concurso.
Por otra parte al personaje de Vladimir, que es un escritor que está en baja, esto un poco que le sirve para recuperar la fama perdida, y los dos sin saberlo, a su manera y por métodos bastante inusuales han tratado de ganar el premio, no solamente escribiendo.
El personaje de Enrique Molina es al que ellos le deben, que se llama El Suave, y los ha amenazado de muerte; Molina se entera accidentalmente de que Maykel está compitiendo a sus espaldas para ganar el premio y pagarle, y decide convertirse en su mecenas literario y es el que le aprueba la calidad de los cuentos, lo cual es una locura, pero ese es el humor de La cosa Humana”.
En cuanto a la fecha probable de terminación de su quinta comedia, Chijona consideró que debe estar terminada para el primer semestre del año que viene, “espero tener un primer corte dos o tres semanas después de que termine el rodaje y nos quedan seis llamados nada más, ya estamos terminando, son muchas locaciones, muchos interiores y ha sido terrible con el calor, el sudor, el maquillaje, ha sido duro, pero está saliendo, hay que esperar a que se arme, las películas hasta que no se arman no se sabe, las escenas pueden ser perfectas y no enganchar”.
Declaró que esta cinta apuesta a un humor un poco más sofisticado del que hasta ahora ha hecho, “pienso que demanda de una actitud más activa del público, no sé si se entenderá o no, no sé qué diablos estoy haciendo ni si le va a interesar a alguien, pero es así”.
Publicado en: CUBARTE
Fecha: 18/08/2014